Autora: Jovi Nazareno, candidata a Ed.M. en Harvard Graduate School of Education
Traductora: Mishel Tirira
Cuando estoy en medio de un semestre ajetreado, con demasiada frecuencia me encuentro en momentos que llamaré exceso de confianza en la memoria. La larga lista de cosas por hacer me atrae a moverme rápidamente, a hacer las cosas. La paciencia conmigo misma puede empezar a parecerme un lujo que no puedo permitirme cuando se acercan los plazos. Me encuentro pensando, «ese tema no es tan difícil, ya lo entendí» o «oh sí, lo sé». Pero al indagar más, ¡los conceptos son realmente difíciles de describir!
Claro, hay momentos en los que me doy cuenta que he entendido correctamente y puedo explicar un tema. Pero siempre habrá momentos en los que se requiere un esfuerzo y ensayo adicionales. El desafío es este: a veces, la confianza de «Yo sé eso» proviene de un intento de persuadirme a mí misma para pasar a la siguiente tarea pendiente en lugar de un resultado de dominio. A decir verdad, encuentro consuelo en volver a los viejos hábitos de estudio , que se sienten más fáciles, más familiares y más simples de implementar. Supongo que necesito recordarme periódicamente que puedo y debo hacerlo mejor porque sé mejor.
Humillarnos a nosotros mismos acerca de la naturaleza de la memoria
«La grabación perfecta esquiva (e inexistente)»: el tema del módulo semanal de un curso llamado Becoming an Expert Learner 1 —describe la memoria perfectamente. A muchos de nosotros nos gustaría imaginarnos la memoria como una videocámara, guardando la información con maravillosos detalles hasta que busquemos acceso más tarde. Quizás esto se deba a que ese escenario sería ideal. No más preocupaciones por imágenes que se desvanecen, piezas faltantes en una historia o lapsos embarazosos de memoria. Sin embargo, también sabemos cuán frágil es realmente la memoria, ya sea por luchas personales para recordar bits de información o por ejemplos de casos de amnesia2 .
En el entorno escolar, parece que dependemos tanto de la memoria que anhelamos esa grabación perfecta. A veces damos cumplidos a los compañeros de clase, diciendo cosas como «tienes tan buena memoria» o «nunca podría recordar eso». Creo que a veces incluso pretendemos conocer un término o concepto, simplemente por la apariencia de saber. En situaciones en las que se espera que tengamos esa «buena memoria», podríamos comenzar a asumir que es algo que simplemente tenemos. Cuando se trata de estrategias para estudiar, un obstáculo importante para hacer cambios proviene de superar los prejuicios sobre la memoria y qué estrategias funcionan.
El sesgo de retrospectiva es un ejemplo de cómo podemos engañarnos a nosotros mismos para pensar que sabemos algo después de conocer la respuesta. En un estudio de Kornell3 , por ejemplo, los participantes parecían creer que podrían haber tenido un mejor desempeño en una serie de preguntas después de recibir comentarios; sin embargo, en realidad no lo hicieron mejor en el siguiente intento, simplemente pensaron que lo harían. Quizás estemos predispuestos hacia la idea de que la memoria está siempre presente.
Además, podríamos tener dificultades para dejar de lado las viejas formas de estudiar y creer que son más efectivas de lo que realmente son. Un estudio diferente de Deslauriers y colegas 4 expone la brecha entre lo que los estudiantes pensaban que funcionaría para aumentar su desempeño en un curso y lo que realmente resultó en una mejora. En particular, el uso de la memoria activa se sintió como un aprendizaje más débil para los estudiantes a pesar de que aumentó su rendimiento.
Nuestra noción equivocada de una memoria solidificada se destaca aún más por la investigación que hizo preguntas a los participantes que experimentaron el evento traumático del 11 de septiembre en los EE. UU.5 A los participantes se les hicieron las mismas preguntas a lo largo del tiempo, pero en cada entrevista, las respuestas que compartieron se volvieron más inexactas (inconsistentes) con las originales. Solo acertaron alrededor del 40% de las veces al reafirmar cuáles eran sus emociones en el momento del trauma. A pesar de la sensación intuitiva de que recordaremos detalles, especialmente de experiencias importantes o emocionales, nuestros recuerdos realmente no son tan confiables todo el tiempo. A medida que la memoria se desvanece, incluso podríamos intentar llenar los espacios en blanco y convencernos de su precisión.
Estos estudios, aunque difieren en temas, revelan que lo que intuitivamente sentimos sobre el aprendizaje y la memoria podría estar equivocado. Esto significa que debemos alcanzar un nivel de metacognición en el que cuestionamos nuestras propias creencias, un paso que no es nada fácil y que requiere constantes auto-recordatorios.
Una estrategia efectiva que apoya el aprendizaje: Pruebas frecuentes de bajo riesgo
Aunque la memoria siempre puede ser esquiva y nunca perfecta, podemos aprovechar ciertas prácticas para maximizar nuestra capacidad de recordar. Según mi experiencia universitaria y de posgrado, una de esas prácticas, las pruebas frecuentes de bajo riesgo, merece más atención de la que recibe actualmente. Después de lo que se sintió sobrevivir a los exámenes parciales, finales y artículos finales, me di cuenta que realmente deseaba que más maestros incorporaran evaluaciones para fortalecer mi memoria de los conceptos básicos.
Como muchos de nosotros hemos experimentado, las pruebas son comunes. Como he insinuado, en mi experiencia universitaria y de posgrado, las pruebas de alto riesgo parecen ser la norma. Los exámenes parciales y finales tienden a ser muy ponderados, lo que determina en una o dos sesiones qué calificación debe obtener un estudiante en función de lo que supuestamente aprendió. Hay poco o ningún margen para el error, lo cual es una lástima porque podemos aprender mucho de los errores y de intentarlo de nuevo.
Las pruebas frecuentes de bajo riesgo adoptan un enfoque opuesto, donde las pruebas breves y frecuentes se asignan en porcentajes bajos de una calificación (por ejemplo, 5%). Este enfoque aún requiere que los estudiantes se preparen para las pruebas, ya sea discutiendo el material y/o ensayando. Así, los estudiantes están ensayando el material, sacando la información de la memoria.6 Esta práctica funciona no solo porque los estudiantes se ven obligados a recuperar información constantemente,7 sino también porque esta práctica naturalmente espacia el ensayo y el aprendizaje con el tiempo.8 Como una ventaja adicional, las pruebas frecuentes les permiten a los estudiantes y maestros notar errores y hacer correcciones pronto en el proceso de aprendizaje, en lugar de esperar hasta el final del semestre cuando se completa el curso.
Como estudiante, sé que también puedo aprovechar esas estrategias por mi cuenta, utilizando tarjetas didácticas, debates o tratando de enseñar a alguien más, por nombrar algunos ejemplos. Sin embargo, me encantaría ver esas estrategias incorporadas en el aula como una forma de apoyar el desarrollo de técnicas de aprendizaje eficaces. Creo que esto podría ayudar a formar hábitos mentales saludables, cambiar el enfoque del aprendizaje al dominio, todo mientras se evitan las trampas del exceso de confianza en la memoria.
1 The class is titled EDU H110L: Becoming an Expert Learner, at the Harvard Graduate School of Education (Instructor: Tina Grotzer).
2 As an example, see the case of Clive Wearing. ONE Interpreting. (2015, May 16). Life without memory: The case of Clive Wearing [with CC]. https://www.youtube.com/watch?v=nFoUvF9PiWo&t=47s
3 Kornell, N. (2015). If it is stored in my memory I will surely retrieve it: Anatomy of a metacognitive belief. Metacognition and Learning, 10, 279–292. https://doi.org/10.1007/s11409-014-9125-z
4 Deslauriers, L., McCarty, L. S., Miller, K., Callaghan, K., & Kestin, G. (2019). Measuring actual learning versus feeling of learning in response to being actively engaged in the classroom. Proceedings of the National Academy of Sciences, 116(39), 19251. https://doi.org/10.1073/pnas.1821936116
5 McGovern Institute. (2014, May 2). Fear, trauma & memory: A panel discussion [Video file]. https://www.youtube.com/watch?v=EfW_V1WJUUo&feature=emb_logo
6 Tokuhama-Espinosa, T. (2014). Making classrooms better: 50 practical applications of mind, brain, education science. W. W. Norton & Company.
7 Brown, P. C., Roediger III, Henry L., & McDaniel, M. A. (2014). Make it stick: The science of successful learning. The Belknap Press of Harvard University Press.
8 Benjamin, A. S., & Tullis, J. (2010). What makes distributed practice effective? Cognitive Psychology, 61(3), 228–247. PubMed. https://doi.org/10.1016/j.cogpsych.2010.05.004