Autora: Jovi Nazareno – Estudiante de la Universidad de Harvard, Extension School
Traducido por: Mishel Tirira
Cuando era niña y adolescente, me encantaba escribir en un diario, presentar reflexiones para la escuela y tomaba las opciones de escritura creativa para proyectos. La libertad vino cuando me permitieron tomar todo el tiempo que quería pensar sobre mis sentimientos, tener ideas aleatorias o imaginar otro mundo. Con mi propio cronograma, podría crear, eliminar, volver a crear, volver a eliminar y repetir hasta crear el producto perfecto. Luego, en mi último año de secundaria, teníamos exámenes regulares de escritura cronometrada como preparación para los exámenes estandarizados. Con esto, la escritura cambió. La escritura cronometrada produjo que yo evite escribir y que omita las clases donde la practicábamos. Pensé que la escritura cronometrada era demasiado difícil, demasiado exigente, demasiado limitada. Me preguntaba si era tan buena escritora como había creído alguna vez. Comencé a evitar escribir, e incluso lo odiaba y la temía en ciertas situaciones.
Continué estudiando y aprendiendo sobre escritura, por eso ahora entiendo que mi percepción de la escritura, durante la secundaria, era la aprensión de la escritura. 1 También me doy cuenta de que el odio y el miedo que sentía en situaciones cronometradas fueron reflejos de incredulidad en mis propias habilidades. Supuse que tenía «eso» o no lo tenía. Debido a que la escritura cronometrada parecía una medida importante para el éxito en la escuela, si era tan difícil, tal vez yo no estaba destinada a ser escritora. Estas creencias sobre uno mismo se vuelven autocumplidas;2 logras lo que crees.
Como amigos, padres y/o educadores, nuestro objetivo a menudo es compartir una habilidad o conocimiento. Parte de hacerlo requiere una comprensión de cuán pofundas pueden ser las raíces de los miedos, la ansiedad o la aprensión. ¿Por qué solo un tipo de escritura afecta tanto el sentido de autoeficacia de una persona? ¿cómo alguien experimenta tanta ansiedad que produce que esta persona evite escribir? ¿de dónde viene este miedo e incredulidad en la propia habilidad de escritura? La duda surge cuando se aprende una habilidad, como escribir, pero se puede superar.
Atrapada en la trampa binaria
La escritura cronometrada no parecía ser un problema para mis compañeros de clase. Se daba la indicación, todos escribían rápidamente y luego volteaban sus hojas al revés hasta que el maestro se acercara a recogerlas. El nivel de concentración y la acción inmediata me hicieron añorar lo que parecía ser un talento natural. En mi juventud creí, erróneamente, que alguien era bueno o malo para hacer algo como escribir. La visión simplista y dicotómica significaba que la etiqueta de un escritor solo podía darse a una persona que escribe siempre de forma impresionante. La retroalimentación en forma de puntajes bajos significaba que mi escritura era mala, lo que estaba en conflicto con mi idea de mí misma como escritora y estudiante con buen desempeño. La trampa de «ser o no ser hábil» se amplió debido a una mentalidad fija, patrones incompletos de lo que significaba ser escritora y atajos para enmarcar el mundo que me rodeaba, todo esto que podría contribuir a una trampa similar para otros también. A la edad temprana de 1 a 3 años, el elogio por las habilidades innatas inmutables, en oposición al esfuerzo, ya parece comenzar a contribuir a una mentalidad fija.3
Una mentalidad fija contribuye a la forma de pensar «ser o no ser hábil» debido a la creencia de que nacemos con inteligencia o no y, por lo tanto, puede ser bueno en algo o no. Esto conduce a un ciclo descendente interminable de auto derrota. Si creemos que nuestras habilidades son fijas en lugar de que pueden ser cambiadas, es menos probable que persistamos con esfuerzo y en el tiempo.4 Tales puntos de vista profundos pero inexactos de la capacidad mental y la inteligencia parecen provenir del tipo y calidad de información a la que estamos expuestos y un mal entendimiento de que la naturaleza (genes) es más poderosa que la crianza (medio ambiente).5 Los juicios como etiquetas buenas o malas en nuestra escritura pueden alimentar involuntariamente una mentalidad fija al simplificar en exceso nuestras opiniones sobre una habilidad o tarea como aprendible o no.
Como parte del aprendizaje y la organización del mundo que nos rodea, también buscamos comprender los patrones.6 Esto significa que busqué puntos en común en lo que hacía a alguien escritor y me basé en estos factores comunes para determinar si era escritora o no. Mi inadecuado modelo juvenil de escritor parecía algo así: los escritores eran personas que escribían tan bien y tan fácilmente que eran publicados, estimados y admirados. Yo quería ser eso. Sin embargo, los puntajes bajos en alguna tarea de escritura me dijeron que no encajaba en el patrón. La forma en que aprendemos a organizar el mundo que nos rodea y los detalles a los que prestamos atención pueden decirnos dónde y cómo pensamos que nosotros encajamos. Al igual que los juicios que ponemos sobre nuestro desempeño pueden alimentar una mentalidad fija, la falta de modelos del esfuerzo y la persistencia pueden alimentar las creencias negativas sobre lo que significa la retroalimentación.
Además, cada uno de nosotros tiene prejuicios y atajos que nos atraen como formas rápidas de dar sentido a la información y tomar decisiones en ese momento.7 Quizás sea la simplicidad de tener solo dos opciones de peso, ya sea bueno o malo, lo que contribuye a caer en la trampa binaria del auto juzgamiento. Es mucho más fácil tener solo dos opciones en nuestras mentes que tener todas las posibilidades intermedias. Sin embargo, esos intermedios son exactamente lo que necesitamos para superar la trampa binaria de «lo tengo o no» o “soy o no” y ser optimistas sobre nuestras capacidades de aprendizaje. Atribuir nuestros fracasos a situaciones temporales y cambiantes,8 en lugar de creer ser un escritor o estudiante terrible, puede ayudarnos a enfrentar la situación y tener un mejor rendimiento académico. Fuera de la escuela, gran cantidad de oportunidades para escribir crea conexiones con las personas y celebra las identidades personales.9 Esto significa que escribir no solo es bueno o malo, sino que está lleno de posibilidades.
Lo binario es simple, la vida no
Si bien todos tenemos nuestras propias experiencias y posibles fijaciones en tener alguna etiqueta o no, tenemos en común el estar demasiado atrapados en categorizaciones simples. De ahí que acogiendo la complejidad podemos avanzar, pues existen muchas maneras de ser excelentes para escribir porque hay muchas maneras de escribir. Básicamente, juzgar un resultado de desempeño como bueno o malo puede inhibir el crecimiento, pues enfoca nuestros pensamientos en ser impresionantes en lugar de solo aprender. El impacto potencialmente perjudicial es claro: si pensamos que estamos atrapados en el lugar porque somos buenos para hacer algo o no, y valoramos ser ese algo, podemos tener miedo del mal resultado.
Comienza cuestionando las etiquetas y categorías en las que estás ubicando a las personas. Los padres deben complementar el esfuerzo y comprender que el bajo rendimiento no es necesariamente una falta de habilidad. Los gerentes deben apoyar a sus colegas al reconocer que la actitud defensiva o la procrastinación no es necesariamente un exceso de confianza o pereza. Debemos darnos cuenta de que estos juicios pueden hacer daño. Los maestros, sobre todo, deben ayudar a sus estudiantes a ver y luego evitar la red gigante del pensamiento binario “tener o no” o «ser o no» que nos captura fácilmente en muchas facetas de la vida.
2 Pajares, F. (2003). Self-efficacy beliefs, motivation, and achievement in writing: A review of the literature. Reading & Writing Quarterly, 19(2), 139–158. https://doi.org/10.1080/10573560308222
3 Gunderson, E. A., Gripshover, S. J., Romero, C., Dweck, C. S., Goldin-Meadow, S., & Levine, S. C. (2013). Parent praise to 1- to 3-year-olds predicts children’s motivational frameworks 5 years later. Child Development, 84(5), 1526–1541. https://doi.org/10.1111/cdev.12064
4 Dweck, C. S. (2006). Mindset: The new psychology of success. New York: Random House.
5 Tokuhama-Espinosa, T. (2018). Neuromyths: Debunking false ideas about the brain. New York: W. W. Norton & Company.
6 Beitman, B. D. (2009). Brains seek patterns in coincidences. Psychiatric Annals, 39(5), 255–264. https://doi.org/10.9999/00485713-20090421-02
7 Benson, B. (2016, September 1). Cognitive bias cheat sheet: Because thinking is hard. Retrieved from Better Humans website: https://betterhumans.coach.me/cognitive-bias-cheat-sheet-55a472476b18
8 Peterson, Christopher, J. E., & Steen, T. A. (2009). Optimistic explanatory style. In C. R. Snyder & S. J. Lopez (Eds.), Oxford handbook of positive psychology [kindle version] (2nd ed., pp. 313–322). New York: Oxford University Press.
9 Schultz, K., Hull, G. A., & Higgs, J. (2016). After writing, after school. In C. A. MacArthur, S. Graham, & J. Fitzgerald (Eds.), Handbook of writing research (2nd ed., pp. 102–115). New York: The Guilford Press.